Yo escucho “rabo de toro al vino tinto”, y sin probarlo pienso “tiene que estar buenísimo”. Yo al menos imagino una carne tierna, casi deshecha, con un sabor único e intenso. Reconozco que no es un “guiso bonito” para una presentación espectacular, pero a mí con que esté realmente bueno, me basta. Llamadme simplona, pero es la verdad.
Lo cierto es que el rabo de todo al vino tinto, si está bien cocinado (es decir, si no queda duro cual suela de zapato y se despega casi solo del hueso), es una maravilla de plato. Eso sí, se tarda bastante en hacerlo porque se cocina a fuego muy lento y hay que ir mirando la carne para ver si necesita mas tiempo a fuego lento o no.
Se trata de una receta de rabo de toro al vino tinto muy fácil de preparar, con ingredientes muy corrientes y al alcance de todos. Yo lo he comido en restaurantes y es la primera vez que lo hago en casa (y de verdad que yo aluciné con lo bien que me quedó).
La receta de este rabo de toro al vino tinto es de Martín Berasategui, pero yo la he versionado a mi manera (por ejemplo, he añadido chocolate al final de la cocción para que no pierda sus propiedades, he usado algo más de vino y he integrado las verduras con el caldo batiéndolas).
Lo cierto es que tengo que reconocer que volveré a hacer este rabo de toro al vino tinto, porque en casa ha “vo-la-do”, cosa que me satisface enormemente después de la pila de horas que estuve vigilando la olla de pie cual centinela (llamadme jistérica), cuchara de madera en mano. Así que os la pongo por aquí y ¡espero que la disfrutéis!