Las naranjas confitadas son todo un manjar. Lo cierto es que cuando era pequeña no me gustaban. Siempre que llegaba el día de Reyes recuerdo que en casa comprábamos un Roscón de Reyes (Bueno, comprábamos dos) y yo le quitaba toda la fruta que traía.
Recuerdo cuando iba a cortarme un trozo de Roscón siempre cogía el que tenía la naranja, porque me gustaba la masa del roscón que quedaba debajo; estaba buenísima. Y sí, también porque era la fruta más grande y así la cantidad de masa que quedaba sin tostar era mayor.
Recuerdo que cogía la rodaja de naranja confitada y miraba a mi padre sentado en la mesa del salón, delante de la tele y le hacía un gesto cómplice arqueando las cejas como diciendo “¿Roscón para mí y naranja para ti? ¿sí?” Y él me volcaba la cabeza dándome a entender “pues como siempre, cariño” con resignación (Cuando me veía comer roscón, mi padre disfrutaba de ver mi cara de disfrutona).
Por alguna razón, llevo días acordándome de mi padre y pensando en cuánto le gustaban las naranjas confitadas, ¡cómo le pirraban!. Y por esa razón decidí hacerlas con el convencimiento pleno de que este año haré un roscón yo misma, y como tengo que ir haciendo pruebas, decidí empezar por las naranjas confitadas. Para mi sorpresa, ahora me encantan las naranjas confitadas jajajaja (¡Lo que me faltaba!)
Si no sabíais cómo hacer naranjas confitadas (o cualquier otro cítrico), ¡este es el momento de ponernos a ello!
Ingredientes de la receta de Naranjas Confitadas
- 3 ó 4 naranjas medianas
- 1 cucharada sopera de sal y agua para hervir y desechar
- Agua y azúcar en la misma medida (cuanta más agua y azúcar pongáis, más almíbar obtendréis)
- Opcional: Anís estrellado y canela para aromatizar las naranjas confitadas
Cómo hacer Naranjas Confitadas
- Lo primero es lavar bien las naranjas con un cepillo o estropajo para quitar la suciedad incrustada. Dada la piel rugosa de la naranja, hay que hacer esto para eliminar a fondo la suciedad.
- Cortamos las naranjas en rodajas de un grosor de nuestro gusto (yo las corte de entre 3-4 milímetros con un cuchillo bien afilado porque me gustan muy finitas)
- Ponemos las naranjas en un cazo cubiertas de agua con la cucharada sopera de sal y llevamos a ebullición. Dejar hirviendo 10 minutos. Este proceso se hace para quitar el amargor de las naranjas. Si te gusta que amargue un poco porque luego vayas a bañarlas en chocolate, y te guste esa combinación de sabores, sáltate este paso.
- Enjuagamos las naranjas bajo el agua del grifo fría con cuidado de que no se rompan y las escurrimos.
- A continuación, ponemos las naranjas escurridas en una cazuela con la misma cantidad de agua y de azúcar (pero que cubra las naranjas), procurando que no se amontonen mucho unas sobre otras y le añadimos, si es que vamos a aromatizarlas con especias, la canela y el anís estrellado.
- Pondremos a hervir las naranjas y una vez que hayan alcanzado el punto de ebullición (hará burbujitas), las ponemos a fuego medio y cocinamos durante una hora u hora y cuarto (yo las tuve una hora, pero si las rodajas de naranja son gruesas o hay más cantidad de naranjas quizá necesiten más tiempo).
- Durante ese tiempo no se removerán con ningún utensilio, sino moviendo la cazuela en sí, zarandeándola por el asa. Deberéis tenerlas así hasta que veáis que sacáis una y brilla y que el agua y el azúcar ha reducido hasta formarse un caramelillo (El almíbar), como os digo entre hora y hora y cuarto.
- Si pasada una hora el almíbar es demasiado espeso, añadidle un poquito de agua y removed con cuidado para integrar y diluir el almíbar sin romper las naranjas.
- Una vez terminemos, las conservaremos en un tarro de cristal hermético. Podemos utilizarlas para decorar repostería, para comerlas solas o bañadas en chocolate, por ejemplo.
¡Si te gusta la repostería, te invito a ver mis recetas de repostería!