Tarta de queso sin horno con mango

Tarta de queso sin horno (con topping de mango)

Esta es una receta de tarta de queso sin horno muy fácil. Al no llevar azúcar y utilizar queso tipo philadelphia bajo en calorías, se consigue un postre muy saludable y muy rico, a la par que ¡fresco y ligero! No obstante, puedes sustituir siempre los yogures por unos naturales y añadirle azúcar a tu gusto (puedes ir probando pues la cantidad dependerá de lo que a ti te guste), también puedes cambiar el queso por uno normal de untar sin problema.

La cuestión es que yo he querido compartir esta receta de tarta de queso sin horno porque no sólo está buenísima, sino que además, no tiene azúcar y es baja en grasas (¡para lo que puede llegar a tener una tarta de queso!) por lo que es una opción sencilla y saludable para toda la familia. Sin complicaciones y sin técnicas de cocina complejas, y además ¡sin horno!

Dada la cantidad que sale con los ingredientes que a continuación te diré, resulta también una opción muy barata al poder servirse para hasta 12 comensales. Además, esta preparación, aguanta sin problema 3 días en la nevera debidamente tapada.

Ingredientes para hacer tarta de queso sin horno

Para el pastel:
– 600 gr queso crema bajo en calorías
– 3 yogures edulcorados
– 200 ml de leche semidesnatada (puedes usar normal o desnatada)
– 12 láminas de gelatina neutra
– 100 gr de galletas integrales sin azúcares añadidos
– 50 gr de mantequilla derretida

Para la cobertura (en este caso, de mango):

– 2 mangos
– 1 cucharadita de tamaño postre de chía
– 1 cucharadita de tamaño postre de stevia (si los mangos están maduros y dulces no necesitarás agregar la Stevia o si lo prefieres, puedes utilizar eritritol)
– 2 láminas de gelatina neutra

Cómo preparar la tarta de queso sin horno con mango

1. Ponemos la gelatina indicada para el pastel a hidratar en la leche. Mientras se hidrata la gelatina, trituramos las galletas hasta convertirlas en arenilla; podemos hacerlo con un procesador de alimentos o machacándolas con el culo de un vaso, o también metiéndolas en una bolsa y machacándolas con algún utensilio contundente (por ejemplo, con un rodillo, con cuidado de no romper la bolsa). Una vez trituradas, le añadimos la mantequilla derretida hasta que se impregnen por completo.

2. Forramos un molde con papel de horno y vertimos las galletas con la mantequilla dentro. Aplastaremos las galletas hasta formar una base, ayudándonos de una espátula (o el culo de un vaso, que es muy socorrido jeje). Debemos apretar bien para que la base quede sellada y no tenga huecos por los que se escurriría el líquido. Reserva en la nevera mientras sigues con el resto de la preparación.

3. En un bol, ponemos el queso crema y lo batimos con unas varillas hasta obtener una crema más suave. Añadiremos ahora los yogures y seguiremos batiendo hasta que se integren los dos ingredientes. Reservamos.

4. Calentaremos la leche con gelatina sin que llegue a hervir hasta que la gelatina se haya disuelto por completo. Retiraremos del fuego y añadiremos la mezcla de yogur y queso poco a poco sin dejar de remover hasta que quede todo perfectamente ligado. Es muy importante hacerlo de este modo y no del revés. Es decir, a la preparación caliente, añadiremos la mezcla fría, y nunca del revés.

4. Ahora, sacaremos de la nevera el molde con la base de galleta y procederemos a volcar la mezcla del yogur, queso y gelatina con leche en el molde. Es muy importante que este paso se haga con cuidado y no volquemos la mezcla directamente sobre la galle. Lo que aconsejo es ayudarnos con una espátula o cuchara y que el líquido caiga sobre esta para que no rompa la base al caer encima. Reserva en la nevera al menos durante 3 horas (o hasta que cuaje).

5. Mientras se cuaja el contenido del molde, hidratamos en un poco de agua la gelatina. Mientras, lavamos, pelamos y cortamos en cubitos el mango.

6. Ponemos el mango en un cacito a fuego medio e iremos removiendo poco a poco. Cuando se empiece a deshacer, añadimos la Stevia y removemos de nuevo. Batimos con batidora hasta obtener una crema lisa.

7. Escurriremos muy bien la gelatina y la añadiremos a la crema obtenida de mango, y removemos hasta que se disuelva y no se note la gelatina. Ahora, le añadimos la chía y volvemos a remover.

8. Cuando el pastel este cuajado, añade esta crema por encima y deja que cuaje también en la nevera.

9. Cuando haya cuajado todo, saca el molde de la nevera y procede a desmoldar. Para hacerlo, deberás pasar un cuchillo o espátula fina por el molde de la tarta para que se despegue de manera uniforme, pues si no lo hacemos así, si desmoldamos de golpe, puede romperse (y estará igual de buena, pero quedará un poquito fea, por decirlo finamente).

Cuando hayamos despegado la tarta de las paredes del molde, sacamos el molde y con cuidado lo pasamos a una bandeja, ayudándonos del mismo papel que forraba la base. Para quitar el papel, yo me ayudo con una espátula larga y levantando por un lado con cuidado y tirando del papel por el otro.

10. Ahora, decoraremos nuestra tarta de queso sin horno con un poquito de hierbabuena o fruta fresca por encima, y ¡A disfrutarla!

¡Espero que te haya gustado esta receta de tarta de queso sin horno y la pongas en práctica! Y, si lo tuyo son las tartas sin complicaciones, te invito a que pruebes mi receta para la Tarta Tatin de Manzana porque es exquisita y súper fácil de hacer!

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